Ilustro esta entrada del blog con dos de las mentes más brillantes, ambas en su ámbito, de nuestros días. Bill Gates y el tristemente fallecido Steve Jobs. Creo firmemente que no hubieran sido lo mismo el uno sin el otro (recomiendo a todos los seguidores del blog la película PIRATAS DE SILLICON VALLEY donde narra la historia de ambas personalidades). Cualquier amante de la innovación, la creatividad, el genio y el ingenio adorará incondicionalmente a Steve Jobs, yo estoy incluido en ellos. Pero el gran error es despreciar a Bill Gates, con una mente, ni por asomo tan prodigiosa como la de Steve Jobs, pero con una visión para los negocios impresionante. Ambos son geniales.
Bill Gates dijo en una ocasión " hacer negocios es simple, consiste en vender más de lo que gastas, invertir un poco y que todavía quede algo de dinero".
Controlar lo que gastas no es problema, lo difícil es vender más de lo que gastas y que te sea rentable. El mejor producto o servicio, la creatividad más original o las campañas multimillonarias ya no garantizan el éxito ya que la decisión de nuestra venta la controlan nuestros clientes. Estamos en sus manos.
Como ya he mencionado en publicaciones anteriores, no se trata de ofrecer el mejor producto o servicio, se trata de lograr que los clientes decidan que lo es cuando van a realizar la compra o contratación. Así , más que investigar necesidades y deseos, la obsesión de cada día debe ser cuidar a los clientes que se consiguen y se tienen y tratar de sacarles algunos competidores. Hoy no hay más alternativa que orientarse al competidor diferenciándonos de el. La dificultad no está en conocer al cliente, está en que el cliente nos conozca y nos prefiera a nosotros. Ser igual no es una ventaja, ser diferente y mejor en la mente de los clientes es la ventaja.
Diferenciarse es el primer paso, más tarde hemos de lograr que nos prefieran. Hay que encontrar la razón para que los clientes nos contraten.
En la diferenciación se puede cometer un gran error nada más partir: Diferenciarse con cosas que ya no diferencian. Ofrecer un buen producto o un buen servicio al menor precio y bien distribuido lo pueden hacer muchos. Pero no es suficiente. Hay que encontrar un concepto que haga de nuestra propuesta la más apreciada. Hemos de encontrar un atributo que nos distinga y comunicarlo adecuadamente. El hípermarketing en la actualidad ha de mandar en las organizaciones empresariales.
La presión competitiva a la que estamos sometidos ha llegado cuando muchas compañías ocupaban cuotas importantes de mercado. Ya se sabe que es más fácil defender que atacar. Así y todo, algunas empresas como por ejemplo IBM, han tenido que reinventarse para sobrevivir. No llega antes el que va más rápido sino el que sabe donde va.
Ningún plan estratégico podrá tener éxito si no puede funcionar tácticamente (recursos y dinero). Ese es uno de los errores más comunes de los estrategas empresariales. Si mi propuesta es inviable y tan sólo puede ser una teoría imposible de llevar a la práctica se comete un gran error. Vale más una idea diferenciadora con un millón de euros que una gran idea diferenciadora sin un céntimo. El romanticismo de las aventuras empresariales que empiezan de la nada ya no existe.
Todas las historias que podemos ver en cualquier medio de comunicación de gente que, en la actualidad, de la nada ha creado una gran empresa; aún en día lo adornan con este romanticismo pero siempre, siempre hay un inversor detrás. En la próxima entrada hablaremos de estrategia básica.
Todas las historias que podemos ver en cualquier medio de comunicación de gente que, en la actualidad, de la nada ha creado una gran empresa; aún en día lo adornan con este romanticismo pero siempre, siempre hay un inversor detrás. En la próxima entrada hablaremos de estrategia básica.

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